"CONTRASTE Y CONCEPTO"...
UNA OPOSICIÓN ¿A MODO? DE UN PROYECTO CON CLAROSCUROS
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Por Alfredo Padilla
La semana pasada, se contó nuevamente con la visita del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador a Nayarit, de lo cual dio fe un número importante de información gráfica y hasta cierto punto de crónicas que registraron aspectos generales sobre las actividades del presidente, pero una vez que se fue, todo volvió a la normalidad, en un marco de circunstancias que parece se acerca cada vez más a lo tradicional con sus respectivos claroscuros, salvo el esfuerzo estratégico del Gobernador, Miguel Ángel Navarro, por eslabonar los beneficios pactados con las necesidades locales y en coadyuvancia con su administración, para optimizar al máximo sus propias acciones.
Mientras tanto, se generó un curioso caso con impacto en el terreno político-partidista, luego de que perfiles representativos de la coalición "Va por México" -y ahora ya en el intento de caminar bajo la incipiente organización del ‘Frente Cívico Nacional’- y "Va por Nayarit", aprovecharon la coyuntura de la estancia presidencial para criticar a Morena y a ciertos integrantes significativos de este partido, obviamente al relacionar lo que consideran fracaso y yerros del gobierno con la viabilidad de que la ciudadanía siga viéndolos como opción de cara a las próximos comicios, y así aumentar sus posibilidades mismas de recuperar espacios. Sin embargo, es de resaltar que aún después de las elecciones de este 2022, las críticas siguen siendo las mismas desde el ya lejano 2018, es decir, no han cambiado el discurso o los planteamientos iniciales de su desacuerdo con el particular ejercicio del titular del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador.
Si bien es factible hasta cierto grado efectuar un balance lo más objetivamente posible sobre la temprana gestión del Gobernador, los presidentes municipales y diputados de Morena, y determinar qué tanto beneficio o desaciertos han vertido en función principalmente del sentir popular, las críticas de la oposición, justo es decir, no poseen el matiz y sentido que haga posible la conexión con ese segmento poblacional que pudiera tener a su vez fuertes razones para disentir con ‘el estilo personal de gobernar’ de Morena y de su comportamiento como partido mismo (así como lo han hecho saber por su parte personajes del peso político-ideológico de Porfirio Muñoz Ledo o periodistas, escritores y cuadros que incluso en un principio llegaron a mostrar simpatía con el proyecto oficial), reduciendo por consiguiente su disenso, a un mero compendio de señalamientos en formato de monólogos, carentes por completo de esencia, comunicación, significado y de autoridad moral y política.
Uno de los ejemplos más claros, lo son las críticas por el mal estado de las calles de la Capital, que por una parte es un hecho que representa gran afectación para los tepiqueños, pero por el otro, también lo es el que el mal lleva años, y quienes se asumen como críticos, pierden credibilidad cuando es del conocimiento general, de una sociedad hoy agudizada en su capacidad de observación y juicio, que en su momento tuvieron la misma oportunidad desde la gobernanza, y el resultado fue igual o peor, al término de su responsabilidad, las cuentas que entregaron pues, fueron muy malas, y es contra ello precisamente que tienen que luchar y modificar sus lineas de acción. Porque siendo claros, las administraciones gubernamentales aquí en Tepic y Nayarit, todavía no cumplen un año siquiera en el poder, y sin justificación alguna se enfrentan a una dura realidad: dar resultados sin queja ni claroscuros, que para el caso de la Capital, es a contracorriente de herencias oscuras, de sus propias interferencias comunicacionales y de transversalidad, y hacia el exterior de robos constantes de bombas de agua o las tapas de alcantarillas, circunstancias que son del dominio público por el uso significativo de las redes sociales.
Solo queda observar que ambos actores, gobierno y oposición, enriquezcan cada cual su papel con la eficacia de oficio político, vocación, congruencia y autoridad moral ante la sociedad, todo en función de verdaderos beneficios para todos, en una lucha pues, en la que el parámetro no sea ya el criticar por criticar en batallas del poder por el poder mismo, sino de la confección de la mejor propuesta de un futuro de oportunidades y progreso en bien de la colectividad.
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