GUERRA DE AUDIOS: DERECHOS DE LA MUJER ¿ASUNTO DE COLORES Y PARTIDOS?

Alfredo Padilla

En la tradicional conferencia mañanera del miércoles 20 de julio, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dedicó un espacio para manifestar su desacuerdo con los gobernantes y otros funcionarios que difunden audios comprometedores sobre sus adversarios políticos, pero no mencionó a la Gobernadora de Campeche, Layda Sansores.Y es de llamar la atención, pues desde hace un tiempo, es esta última quien se ha colocado precisamente en la palestra en este tema, luego de haber iniciado un ataque constante en contra de Alejandro Moreno Cárdenas, ’Alito’, Presidente Nacional del PRI, dando a conocer varias grabaciones telefónicas, e incluso fotografías que, a decir de la propia mandataria, denigran la imagen de diferentes diputadas federales del PRI.

En términos de una aplicación imparcial de la ley, la actuación de la gobernadora sería causal de un investigación a fondo para deslindar las responsabilidades correspondientes, puesto que de acuerdo a la ley Olimpia (impulsada y aprobada en su momento para proteger a toda mujer del mal uso de cualquier imagen o video que exhiba todo aspecto de su persona sin su consentimiento, y más aún con fines de escarnio o de lucro personal), Sansores estaría pues en un serio problema, que de hecho, las legisladoras aludidas, a la par de sus homólogos y correligionarios de entidades como Nayarit, procedieron a interponer los recursos legales respectivos, quedando a la espera de ver ante los ojos de la nación, qué tan ’ciega’es la justicia primero, bajo los cánones gubernamentales de Morena, y después de las instancias de procuración e impartición de justicia.

Está claro, que lo de la Mandataria de Campeche y el Presidente Nacional del PRI, constituye un asunto eminentemente político de confronta y lucha por la supremacía de hegemonías, que por el momento, la primera ha sido presa de un arrebato de ira sintiéndose bajo el manto protector del partido en el poder, en un exceso de confianza, creyendo que haga lo que haga, así sea violar la ley, al violentar los derechos de terceros, en este caso de las diputadas, quedará impune, y todavía será premiada desde Palacio Nacional, al tratarse pues de un adversario en común. ¿Le darán la razón, y valdrá la pena pagar el costo de su exceso, otro más de sus beligerantes cuadros incómodos?

Solo queda esperar que esto no quede en el olvido, o en la impunidad, cómo otros de los casos símiles, donde las víctimas tienen que aguantar su coraje y ver frustrados sus derechos mientras el amiguismo, los intereses de grupo, de poder y compadrazgo salen triunfantes. Cada situación de esta naturaleza, resulta imposible no remitir al polémico ex aspirante a la Gubernatura de Guerrero, Felix Salgado Macedonio, o el de Pedro Salmerón, quien ante la presión social dentro y fuera del país, tuvo que declinar al nombramiento de una representación diplomática en Centroamérica, los motivos, los mismos: abuso y atentados a los derechos de la mujer.

Hoy entonces, se está frente a una oportunidad coyuntural, de demostrar que el discurso oficial en favor de la protección de las mujeres en México, no es cosa de partidos ni de colores. Veremos.