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Lectura Política
Los efectos de una emboscada
Noé Mondragón Norato
Junio 24, 2017
18:18 hrs.
Periodismo ›
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Uno de los asuntos en los que ha guardado silencio la Secretaría de Seguridad Pública, está relacionado con lo que ocurrió en la emboscada contra agentes de la PGR, ocurrida el pasado lunes por la madrugada en la comunidad de La Gavia. Y que arrojó un saldo de cuatro agentes fallecidos y siete heridos de acuerdo a la confirmación hecha por la propia dependencia federal. Lo que sí se advierte, es una incipiente ruptura entre el gobierno federal y el estatal. Hay que ir por partes.
¿FUEGO AMIGO?- Cuando los agentes de la PGR irrumpieron en el municipio de San Miguel Totolapan, el objetivo que perseguían era claro: atrapar a Raybel Jacobo de Almonte, líder del grupo criminal Los Tequileros, pues contaban con información de inteligencia en el sentido de que pernoctaba todas las noches en La Gavia. Y de ahí se abrió lo demás: 1.- La misión era secreta. Por eso, las camionetas no detuvieron su paso. Ni en el retén de La Marina, ni en el de la Policía Estatal. El punto sin embargo, perturba: ¿Cuál es el fin de ambos retenes? ¿Acaso no permitir la confrontación a balazos entre los grupos criminales La Familia Michoacana y Los Tequileros? ¿Están como árbitros de ambos grupos delictivos, en vez de combatirlos? Una cosa es cierta: la seguridad a la población no está garantizada con su presencia. Desde esa perspectiva, ambos retenes resultan ociosos e inútiles. Y el oficial David Portillo Menchaca, coordinador de la Policía Federal en Guerrero, admitió que sí hubo filtración de ese operativo por parte de las fuerzas de seguridad, que después derivó en el ataque a balazos contra los oficiales de la PGR. No dijo si provino de La Marina o de la Policía Estatal. Pero hasta el momento, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Pedro Almazán Cervantes, no ha salido a fijar postura al respecto. 2.- El enfrentamiento a balazos duró aproximadamente cuatro horas, de acuerdo a los testimonios de los agentes heridos en la refriega. Y a pesar de que solicitaron ayuda oportunamente, a las fuerzas de seguridad –se entiende que a los agentes instalados en ambos retenes, por su proximidad-, está no llegó sino hasta el amanecer. ¿Por qué razón ni los infantes de La Marina ni los policías estatales acudieron al llamado? ¿Acaso no existe la coordinación entre las fuerzas policiales ni la activación de los protocolos de seguridad en casos de emergencia? Es un punto que tampoco ha detallado el titular de la Secretaría de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz. 3.- Todo este embrollo arrojó una respuesta política. Y se midió de cuando menos dos formas: A) Con el llamado que desde la Federación se hizo al gobernador Héctor Astudillo Flores. Apenas el pasado miércoles. Se entiende que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo citó por las presiones que desde la propia PGR se habían incrementado hacia la Segob. Y por otro lado, la propia determinación que tomó a título personal el mandatario estatal, en el sentido de declarar la alerta de género, sin esperar el dictamen que la propia dependencia federal emitiría. B) La inesperada visita del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer y su fiel cancerbero, Héctor Vicario Castrejón, a René Juárez Cisneros, titular de la subsecretaría de Gobierno de la Segob. Lo cierto es que la emboscada contra los agentes de la PGR en La Gavia, estaría arrojando no solo la eventual renuncia de Pedro Almazán Cervantes, a la SSP; sino fortaleciendo las alianzas internas tricolores, ante la evidente vulnerabilidad política del actual mandatario estatal.
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