Por Alfredo Padilla
Desde su pasada campaña constitucional para la Presidencia Municipal de Tepic, y una vez que rindió protesta al frente de esta, la hoy alcaldesa Geraldine Ponce Méndez, demostró su férrea convicción a favor de la protección y resguardo de los animales, un tema que, es de reconocerse, poco se ha entendido hasta ahora por parte de una gran mayoría de gobernantes y representantes populares, y lamentablemente en consecuencia -por no darse la debida atención oportuna en leyes y claras líneas de acción- también por muchos integrantes de la sociedad en general, con graves afectaciones para el desarrollo psicoemocional (https://www.facebook.com/lanotadeldianayarit/posts/pfbid0sj4tvLkr8rHErqgHfh4unV1sLfLZVoXSmFRSFEamgAZGGPCCBv6Dz4ixxNzkuiGgl) ; ya que el cohexistir con respeto de todos los seres vivos comporta sin duda prueba fehaciente de la sensibilidad de un ser humano y camino directo para entenderse a sí mismo, a sus congéneres y el entorno en el que habita, en vías de una sinergia inteligente que haga factible asimismo un adecuado desarrollo y conciencia de dónde viene y hacia dónde se dirige con responsabilidad.
¿Por qué es importante hacer hincapié en tal circunstancia? El connotado pacifista Mahatma Gandhi, nos da la respuesta, pues dijo que: ’la inteligencia de un pueblo se mide en la forma en la que trata a sus animales’, de tal suerte que hoy más que nunca, el cuidado del ecosistema, de la flora y, en este caso, de la fauna, constituye uno de los elementos más poderosos para el restablecimiento del tejido social, tan dañado, herido de muerte, en una sociedad que se debate todos los días entre la vida y la muerte a causa de la maldad, pero que ni así, pierde su fe y la esperanza en un ’nuevo amanecer’.
Por ello, cuando la Alcaldesa Geraldine, logró en días recientes aterrizar en un plan de acción oficial la protección de los animales en el Municipio de Tepic, a otro nivel, como el suspender el sacrificio de los mismos en situación de calle, rescatarlos, sanarlos y ponerlos en adopción; cambiar el nombre del CAM o ’perrera’ a Centro de Bienestar Animal’, con atenciones no vistas en la Capital, al igual que el de evitar la depredación criminal por diversión y dinero, y regulado todo por un reglamento ex profeso: ’Reglamento de Bienestar Animal’, dio indiscutiblemente un paso trascendente a la par de otras entidades de la república y países del orbe vanguardistas, dejando en claro valentía, y que es capaz de tomar decisiones que, sin importar la escasa visión política de muchos actores - en este caso, de quienes se han vuelto de pronto críticos virulentos y ’defensores’ de los animales, tergiversando y manipulando con verdades a medias- no dejan votos o ’relaciones electoreramente redituables’, y además que podrá pugnar libremente por lo que realmente se necesita para la vida y la salud mental, no para el gusto populista o de lo que se quiera en coyunturas determinadas. En consecuencia, más allá de beneficios personales o politiqueros, se pone a la cabeza de un tema sensible en los hechos, que coadyuvará a su vez con el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, a controlar la severa contaminación del río Mololoa, frenando a los responsables de verter deshechos y cuanto más tóxicos al afluente.
Por hoy, la Presidenta Municipal Ponce junto con las regidoras y regidores, lo mismo que los funcionarios del área de sanidad, salud y bienestar animal, se pronunciaron por un tema que, manejado con una estratégica por inteligente política de comunicación que sume, atienda y descifre tiempo y circunstancias, le irá abriendo camino a mayores tareas y misiones propias de los retos de la consabida nueva normalidad, anotándose eficacia y destreza en pro del bienestar social.
Ahora bien, el nuevo ’Reglamento de Bienestar Animal’, ha generado una notable controversia por la cuantía de puntos de vista, unos a favor y otros en contra, y aunque siempre es bueno que existe pluralidad, lo mejor es que sea con fundamentos. El principal factor que se ha utilizado para disentir con la nueva medida, radica en el requisito de una supuesta licencia de funcionamiento (lo cual, cabe hacer mención, es algo básico en todo establecimiento, para efectos de operar legalmente), no obstante, en el reglamento no se hace mención alguna de esto. También, de acuerdo con algunas quejas subidas a las redes sociales, se habla hasta de costos en específico por el registro de mascotas, que en el reglamento no se contemplan.
Lo que sí es cierto, es que el reglamento es susceptible de mejora y perfeccionamiento continuo ya desde el corto plazo, para despejar toda duda de quienes de veras se interesan por sumarse a esta noble causa animal, por ejemplo, en lo que se refiere a los servicios de forma detallada que dará el Centro de Bienestar Animal.
Adelante entonces, por los que no tienen voz, por los seres vivos más indefensos, por los que siempre se han dejado de lado, por considerárseles inferiores, por el derecho a la vida de todos, por todos y para todos.
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