Por Alfredo Padilla
Sentimiento por
el origen, justicia
social para los
trabajadores,
abastecedores y
pobladores
En la habitual reunión con los medios de comunicación, del pasado lunes 14 de noviembre del presente, el gobernador del estado Miguel Ángel Navarro Quintero, tocó el tema sobre la difícil situación que vive el ingenio azucarero de Francisco I. Madero (Puga), y por ende de sus familias, dependientes aún en gran manera, por tradición, de la movilidad económica del mismo.
Como sabemos, este Ingenio, ha venido laborando desde hace muchos años con quejas tanto de los ejidatarios y abastecedores, al igual que de los trabajadores en general, luego de la imposibilidad de cumplirles a cabalidad por los servicios prestados, ante lo cual se ha acumulado una deuda de 4 mil millones de pesos, de acuerdo con las cifras que proporcionó el propio Gobernador.
De conformidad, es de resaltar la mediación que intenta impulsar el titular del Ejecutivo para dar solución definitiva a este problema, -lo que constituiría, cabe decir, un beneficio histórico, y a un tiempo, un acto de justicia social-, toda vez que reveló haber encabezado recientemente una reunión con los dueños de la factoría y los afectados; y aunque no comentó a precisión los detalles, es posible suponer que tuvo como finalidad fincar pues las bases en pro de un acuerdo estratégico, ya sea para consensar la venta del Ingenio - que en palabras del Doctor ya hubo un intento en este sentido, pero sin resultados- a partir del interés de otro comprador, o de instrumentar un sistema especial que facilite ir subsanando las deudas, sin dejar de cubrir las percepciones salariales y derechos laborales correspondientes, en aras de que el Ingenio recobre su importancia y peso histórico en la economía del lugar.
El Doctor Navarro, fue claro en su llamado a rescatar el Ingenio de Puga, muy probablemente por el apego que le genera a su vez un elemental sentido de pertenencia e identidad con la comunidad -que sin duda es el mismo que mantiene singular cohesión en la mayoría de las familias de la localidad-. Por ello, aseguró mientras tanto, que en aras de mitigar al máximo el impacto de la situación, se gestionó que la producción última de caña se procesara en el estado vecino de Jalisco.
Por consecuencia, es evidente que habrá respuesta contundente a tal problemática, porque así lo espera el pueblo de Francisco I. Madero, como un acto natural de quien cuenta con arraigo específico, la esencia de quien regresa con la gratitud de dar como recibió para volar. Y es así, como la expectativa popular mayoritaria en Nayarit se recrea sin duda: del gobernante que ha jurado sobre la base gigante de un Nayarit con justicia social para todos. Que sea pues lo mejor para Puga, y para todos los nayaritas.
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