Pese a que la maquinaria priista encuentra su efectividad en una muy nutrida base de trabajadores que debe a su partido el sustento por haberlos colocado al servicio de instituciones federales, estatales y municipales, además de aquellos cuyo apoyo gubernamental es condicionado a la atracción de votos, lo cierto es que 2018 será un annus horribilis para su causa y tal vez por ello no se arriesgaron a mandar a competir a ‘lo mejor’ de su partido -si es que tal cosa existe-.

Acostumbrados a ganar con ‘carro completo’ y por tanto, a tener la mitad de la elección ganada con sólo haber obtenido la candidatura, en esta ocasión el panorama será muy distinto para los abanderados, quienes deberán redoblar esfuerzos derivado de que antes de iniciar llevan la contienda perdida, en gran parte gracias a la administración de Enrique Peña Nieto pero también, gracias al actuar de Omar Fayad Meneses y al que ellos mismos realizaron.

Dado que su mayor fracaso se dio en 2012 tras la primera candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador, en una elección más reñida que la presente, los resultados adversos que obtengan ahora se prevén como históricos.

NUVIA MAYORGA Y GONZÁLEZ MURILLO

Los candidatos al senado contarían con un viacrucis más sencillo que el del resto de sus correligionarios que buscan una curul, toda vez que los delfines del exsecretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, serían los primeros beneficiados en un pacto de civilidad en el que recibirían apoyo no sólo del exmandatario hidalguense sino de las mismas huestes del virrey en turno para Hidalgo, Omar Fayad Meneses.

Sin embargo, la mejor carta que poseen –o la única- podría jugar en su contra, pues el carisma que Osorio Chong tiene entre los priistas no es compartido por personas de otras filiaciones políticas; es más, el hecho de que Peña Nieto sea el presidente que menor aceptación haya gozado en su periodo se debe también a los pobres resultados de quien fuera uno de sus principales operadores políticos, sólo por detrás del canciller Luis Videgaray Caso.

Así, un voto en contra del peñismo lo es también en contra del osorismo y las urnas van a hablar en ese sentido y el escenario que enfrentan no es optimista pese a que se operó políticamente para que los partidos de ‘oposición’ no candidatearan ‘perfiles’ que pusieran en riesgo su victoria; el fracaso entonces, para su caso en específico, sería superlativo.


LOS CANDIDATOS A DIPUTADOS FEDERALES

En el caso de los candidatos a diputados federales si bien hubo un estire y afloje por parte de las diversas corrientes que existen en el priismo, lo cierto es que quien tuvo la decisión final en el palomeo fue el mismo Omar Fayad Meneses, por lo que las derrotas que de aquí surjan, serán su entera responsabilidad.

Las designaciones no se aprecian competitivas para afrontar un panorama adverso y encima, al ir en alianza, es de notar que aquellas donde se pactó que el abanderado fuera de otro partido muestran una renuncia manifiesta a contender seriamente por dichos distritos. Para su buena fortuna, los resultados dados a la ciudadanía por el panismo en la capital hidalguense podría jugar a su favor en un distrito que hasta hace un año, sería contado como perdido de facto.


LOS CANDIDATOS A DIPUTADOS LOCALES

Respecto de los candidatos a diputaciones locales es donde más se notó la renuncia a competir por parte del priismo para gozar de un ‘carro completo’, pues o bien apreciaron que la derrota iba a ser inminente incluso con una elección de 3 en lugar de 2, que tiende a ser benéfica para quienes gozan de mayores estructuras, o bien decidieron optar por cartuchos no tan ‘quemados’ para poder aspirar a algo.

Sin embargo, no se observa que el voto vaya a ser tan diferenciado, por lo que una cantidad de sufragios aplastantes para López Obrador significaría también un duro golpe para las aspiraciones de sus candidatos a ocupar todo tipo de curules.
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En campañas todo puede suceder, incluido el fraude, por lo que si bien los abanderados aún pueden mantener cierta ‘esperanza’, es de notar que desde la dirigencia nacional la lucha que se dará no será por competir, sino para que al menos los grupos más representativos puedan gozar de un fuero ante la tormenta que viene, llamada Morena.